El Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas, es la principal normativa en relación a la calidad del agua y la salud en el uso recreativo del agua, en concreto el uso de instalaciones de piscinas, parques acuáticos, centros de hidromasaje o usos terapéuticos. Este RD tiene por objeto establecer los criterios básicos técnico-sanitarios de la calidad del agua y del aire de las piscinas con la finalidad de proteger la salud de los usuarios de posibles riesgos físicos, químicos o microbiológicos derivados del uso de las mismas. En él se definen los tipos de piscinas, divididos en piscinas de uso público (Tipo 1 -piscinas públicas, de ocio, parques acuáticos o spa- y Tipo 2 -piscinas de hoteles, alojamientos turísticos, camping o terapéuticas en centros sanitarios, entre otras-) y de uso privado (Tipo 3A -piscinas de comunidades de propietarios, casas rurales o de agroturismo, colegios mayores o similares- y Tipo 3B -piscinas unifamiliares residenciales-).

En España, existe un parque de piscinas de uso público y colectivo de unas 120.000 unidades, incluyendo en ellas piscinas municipales cubiertas y recreativas al aire libre, las piscinas de centros deportivos y gimnasios privados, las piscinas de los alojamientos hoteleros, campings y agroturismo, las piscinas de centros wellness y de hidroterapia, los parques acuáticos y las piscinas de comunidades de propietarios. Pese a sus particularidades, son entornos en los que se toman medidas higiénicas muy superiores a las de otros espacios destinados a los usos deportivos y de ocio, marcados incluso por legislaciones y normas técnicas, entre ellas el citado RD 742/2013 o sus adaptaciones autonómicas.

Científicamente, queda demostrado que el agua de las piscinas, bien filtrada y con el nivel de desinfectante adecuado, es un entorno donde los virus y las bacterias no pueden sobrevivir. Incluso por sus condiciones higiénico sanitarias exigidas por ley, el agua de las piscinas no transmite la COVID-19 y es 100% segura. Así lo comunicó en su momento la Organización Mundial de la Salud (OMS) y un informe de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) encargado por el Ministerio de Ciencia e innovación, que reza: “no hay evidencia de que el virus que causa COVID-19 pueda transmitirse a las personas a través del agua en piscinas, jacuzzis, spas o áreas de juego con agua. El funcionamiento y mantenimiento adecuados (incluida la desinfección con cloro y bromo) de estas instalaciones deberían inactivad el virus en el agua”. Y añade que “para garantizar la seguridad y la calidad del agua, los propietarios y operadores de piscinas comunitarias, jacuzzis, spas y áreas de juego con agua deben seguir la normativa actual”, es decir, de nuevo el RD 742/2013 y las legislaciones autonómicas correspondientes.

Con todo ello, queda demostrado y garantizado que la calidad de una instalación acuática, bien tratada, no tiene por qué ser un riesgo para la salud y que es más que recomendable contactar con empresas profesionales experimentadas en el mantenimiento de piscinas para llevar a cabo las tareas de control de calidad y tratamiento del agua. Pero… ¿y en el entorno de la piscina, cómo se debe actuar?

Serlimar y la limpieza de piscinas

Está claro que una piscina no solo es agua. El RD 742/2013 define la piscina como “una instalación formada por un vaso o un conjunto de vasos destinados al baño, al uso recreativo, entrenamiento deportivo o terapéutico, así como las construcciones complementarias y servicios necesarios para garantizar su funcionamiento”. Es decir, el vaso y su entorno, un conjunto de espacios y elementos que pueden ir desde la playa de la propia piscina, los pediluvios y las duchas, hasta los servicios (WC) y los vestuarios, pasando por las salas técnicas. Todos estos espacios y sus elementos, compuestos por distintos materiales, también deben ser limpiados y desinfectados. Y para ello debemos contar con una empresa especializada, como Serlimar.

En general, para llevar a cabo la limpieza y desinfección, primero se deben identificar las áreas o espacios y puntos críticos en contacto con el usuario. Listar estas áreas siempre es una ventaja para establecer una dinámica de limpieza. Como ejemplo, se señalan cinco áreas principales características de las piscinas de uso público y sus puntos críticos:

• Zona de baño: playa, duchas, vallado perimetral pediluvio, barandillas, escaleras, canaleta perimetral.
• Zona solárium: hamacas, fuentes.
• Vestuarios: suelos, puertas, pomos, interruptores, paredes, percheros, taquillas, secadores de pelo, bancos, duchas, espejos.
• Aseos: suelos, lavabos, grifos, inodoros, urinarios, dispensadores de jabón, dispensador de papel higiénico, escobillas, secamanos, espejos.
• Recorridos de pies sucios versus pies limpios o pasillos de acceso a la piscina: suelos.

Lógicamente, dependiendo del tipo de instalación, pueden haber más áreas, como la zona wellness y spas, atracciones acuáticas como toboganes, la zona de enfermería, el control de accesos o la recepción, que también deben limpiarse y desinfectarse.

Como norma general, es fundamental disponer de productos de calidad para mantener cualquier espacio en óptimas condiciones. Hay que tener en cuenta que los espacios que pueden rodear una piscina son múltiples y de diferentes materiales, por lo que en muchos casos requieren de una acción específica. No es lo mismo limpiar la playa de la piscina si esta es de madera o gres, teniendo en cuenta además el carácter antideslizante de la playa, ni tampoco una escalera de piscina si esta es de acero inoxidable o un banco de vestuario de madera o de plástico. Cada material y zona requiere un tipo de limpieza y un producto o equipo determinado. Y dichas limpiezas es necesario que las realice personal especialista, ya que suelen utilizarse productos altamente desinfectantes (clorados o amonios cuaternarios, preferiblemente), así como maquinaria específica.

Por ejemplo, en los vestuarios la limpieza de las duchas suele realizarse con un detergente desinfectante adecuado y dejar actual el producto para que sea efectivo, así como una manguera o hidrolimpiadoras a presión para aclarar. Las taquillas y bancos de un vestuario suelen desempolvarse primero y, luego, desinfectarse con detergente neutro, utilizando bayetas de microfibras. Y para el suelo de los vestuarios también se suelen utilizar fregadoras industriales en lugar de la limpieza manual. Si esta fuera necesaria, como por ejemplo en aseos pequeños, se debe utilizar una fregona y detergente desinfectante adecuado, cambiando el agua muy a menudo.

Las frecuencias de las limpiezas y desinfección se determinarán también en función de la afluencia y del uso. Por ejemplo, es habitual que las playas de las piscinas se limpien en horario cerrado (incluso por la noche) y, si esta es de gran tamaño, puedan utilizarse máquinas fregadoras. En cambio, los vestuarios y lavabos requieren una limpieza más profunda antes de su apertura o tras el cierre, y distintos repasos durante el horario de apertura de la instalación.

Serlimar, una opción segura

La limpieza de piscinas y demás instalaciones acuáticas debe ser profesional y específica para evitar la propagación de microorganismos que ocasionen problemas de salud para los usuarios, así como de suciedad que empeoren las propias instalaciones. Ya sea una piscina de un centro deportivo o gimnasio, de un hotel o de apartamentos turísticos o de un colegio, conviene contar siempre con un experto en servicios de limpieza tal y como sucede con la parte hidráulica de la piscina.

Serlimar es una compañía con 50 años de experiencia en la limpieza e higiene de piscinas, gimnasios, centros deportivos y polideportivos, cuyos servicios no solo ofrecen una sensación de seguridad al usuario, sino también un valor añadido a la empresa que gestiona o dirige esa instalación. Fruto de esta experiencia, ya confían en Serlimar clientes como Swimbo Barcelona o el Colegio San José Obrero.

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Serlimar
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